viernes, 23 de mayo de 2014

La calle


Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.

OCTAVIO PAZ

NOCHE DE FRIO

21 de septiembre de 2011 a la(s) 1:45
Corre un frío viernes de agosto, salgo a buscar mis pensamientos que tal vez, se encuentran volando en la brisa de este invierno, hoy me escapé de casa, no quiero escuchar bocas que hablan todo el tiempo de los problemas cotidianos, si tengo la culpa si no tengo la culpa, si hago si no hago, no le encuentro sentido a lo que dicen, no es como dicen, y prefiero no discutir y me retiro, todavía no sé adonde, sigo por la avenida larga que va al cerro, mientras esta brisa se transformó ya en viento, duro viento.
Es ésta vida tan dura también, la realidad tan pobre, no hay almas en las calles, todo esto se parece a una ciudad en ruinas, sólo tristezas se encuentra, sólo pobreza, material y espiritual, las gentes caminan presurosas, temiendo al frío, temiendo al daño, temiendo a otras gentes y estas gentes a la vez le temen a aquellas y a otras gentes que se mueven, hoy no hay músicas, ruidos de autos presurosos, como las gentes, y yo todavía no sé que hago parado en esta esquina, no sé porqué miro y describo todo esto, ¿acaso no soy parte de esta situación? Tal vez crea que nadie está temeroso de mi presencia, el frío cala los huesos, sólo en aquella esquina se siente murmullo, griterío, la música está realmente muy fuerte, muchas personas beben alcohol y cantan y más allá tres tipos golpean descarnadamente a otro, pero ¿a nadie le importa?, eh, ustedes a nadie le importa que golpeen a ese tipo, me miran, muy raro y después se ríen, y siguen tomando, alguien me dice que me vaya, casi me suena a amenaza, entiendo rápidamente  y me voy, dos autos chocan en la esquina, pasaron a gran velocidad, se hicieron bosta, pero los pibes que manejan están bien, sigo esta ruta que me propuse al salir de casa, aunque tal vez reconozca que no fue buena idea, tras los cartones tirados contra una pared se levantan dos niños, heridos  por el frío, más heridos por el hambre y el abandono, se acercan a mí, con una bolsita de pegamento en sus manos y cada uno de ellos, pero sacan una navaja e intentan robarme, logro escapar no me persiguen, su estado no se los permite, casi estoy llegando a la plaza principal, sólo las luces de la plaza dan claridad  a esta oscura noche, para colmo ya no tengo ómnibus que me lleven a casa, tampoco tengo plata para subir a un taxi, tendré que buscar un bar donde por ínfimas monedas logre pasar la madrugada, y es larga la noche, recién empieza, entonces entiendo porqué todas las personas huyen esta noche, no es una noche cualquiera, es una noche fría, oscura y temerosa.